Ciudad de México, 27 de octubre de 2025 — Las reservas petroleras de México se reducen año tras año sin que exista, hasta ahora, una estrategia definida que permita sustituir los volúmenes perdidos. De acuerdo con el Programa Sectorial de Energía (Prosener), el país vive una “disminución preocupante” en sus reservas probadas, aquellas que pueden extraerse con certeza bajo las condiciones y tecnologías actuales.
Entre 2018 y 2024, México perdió parte importante de su inventario energético, comprometiendo la sostenibilidad de su producción a futuro. Los yacimientos maduros —los mismos que sostienen hoy la plataforma nacional— podrían agotar su potencial sin que existan nuevos descubrimientos que garanticen el abasto en la próxima década.
“El descenso evidencia la necesidad de estrategias más efectivas en exploración”, reconoce el documento de la Secretaría de Energía, que advierte que las reservas de hidrocarburos son un asunto de seguridad energética nacional.
El declive de las reservas

Datos de la extinta Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) muestran que las reservas probadas de petróleo crudo equivalente (1P) pasaron de 8,484 millones de barriles en 2018 a 8,383 millones en 2024. En el caso del crudo, la caída fue más pronunciada: de 6,464 millones de barriles a 5,978 millones en el mismo periodo.
Solo el gas natural registró un incremento, al pasar de 10,022 mil millones a 12,297 mil millones de pies cúbicos. Sin embargo, la CNH no publicó cifras actualizadas para 2025 debido a su disolución institucional, lo que deja al país sin información reciente sobre el estado real de sus reservas.
Un plan que no despega
El Plan Estratégico de Pemex 2025-2035 propone una “exploración focalizada” y la diversificación del portafolio energético para mantener una relación reserva-producción de al menos diez años. No obstante, hasta ahora no se han presentado proyectos concretos ni un esquema de inversión definido.
La petrolera estatal asegura que continuará explorando en las asignaciones que ya posee, así como solicitando nuevas áreas en estados como Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Tabasco y Campeche. También plantea retomar evaluaciones en zonas de geología compleja y abrir la puerta a contratos con capital privado, aunque sin detallar las condiciones bajo las cuales estos se realizarían.
En la práctica, los proyectos activos se concentran en campos maduros, donde el riesgo operativo es menor pero también lo es la posibilidad de hallar nuevos yacimientos.
Exploración: una apuesta costosa y postergada
Para Óscar Ocampo, director de Desarrollo Económico del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), la exploración es una actividad costosa y de largo plazo que requiere asumir riesgos. “Si un área no resulta productiva, la inversión se pierde; y si lo es, el retorno depende de la magnitud del hallazgo y de la complejidad técnica y económica para explotarlo”, explicó.

El especialista recordó que los contratos mixtos vigentes favorecen el trabajo en campos con bajo riesgo, lo que desincentiva la restitución de reservas. La reforma energética de 2013, que permitió la participación privada mediante rondas petroleras, fue suspendida en 2019 por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Desde entonces, no se han reanudado los mecanismos de exploración abierta.
“Es lógico que haya caído el nivel de reservas porque se redujo la inversión en nuevos proyectos exploratorios. Pemex no tiene los recursos para hacerlo y no existe un plan que permita la participación de privados”, advirtió Ocampo.
El riesgo de la inacción
Sin nuevos descubrimientos y con una inversión exploratoria limitada, México podría enfrentar una reducción estructural en su capacidad de producción. Las reservas actuales cubren apenas una década de explotación, y el margen se estrecha cada año.
El Prosener advierte que garantizar un abasto sostenible no solo es una cuestión técnica o económica, sino un imperativo de estabilidad nacional y bienestar social.
Mientras tanto, la estrategia energética del país sigue dependiendo de los mismos campos maduros que han sostenido la producción por más de cuatro décadas.